miércoles, 28 de octubre de 2009

Después de 20 años…

La pregunta del millón

“Lo importante no fue la pregunta, sino la respuesta”

Riccardo Erhman ya estaba despierto cuando sonó el teléfono. "Señor Ehrman", dijo una voz del Ministerio de Asuntos Exteriores, «esta tarde a las seis hay una rueda de prensa».

El reportero tomó nota y al poco de colgar se quedó pensando sobre qué trataría la rueda de prensa. Pero ésta vez, aquel emisario del Gobierno había enfatizado ciertas palabras. Dijo: "Es muy importante". ¿Qué podía ser tan importante?

Raíces polacas. Ehrman sonaba más bien a alemán, pero, en realidad, su origen era polaco. "Mis padres eran judíos polacos", afirma el periodista.

¿Cómo era la vida en la Alemania del Este? "No existía desempleo, ni mendigos. Todos tenían un trabajo y una casa. Que el trabajo fuera miserable o de poca monta, es probable, pero todos tenían un salario. Los precios eran muy bajos, pues el Estado era el único productor y vendedor. Todas las tiendas eran del Estado".

Privilegios. La gente que conseguía divisas podía comprar bagatelas occidentales, aquí se notaba la diferencia entre ser miembro del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), y un pelanas.
Aquel 9 de noviembre de 1989, Ehrman se dirigió en su vehículo al centro de prensa, notó que no había donde aparcar, así que se pasó un buen rato dando vueltas. Al llegar al centro de prensa, la conferencia ya había comenzado, así que no le quedó más remedio que sentarse en la tarima, cerca del orador.

Estaba hablando Gunter Schabowski, alto miembro del Politburó y uno de los comunistas más poderosos de Berlín. "Me pasé todo el tiempo con la mano en alto pidiendo la palabra, pero no me hacía caso»", recuerda hoy el protagonista.

Movilidad. El motivo de la rueda de prensa consistía en comunicar que el Gobierno de la RDA iba a permitir que los ciudadanos alemanes del Este pudieran viajar con más facilidad al Oeste. "Muchas veces, habían hecho anuncios parecidos pero resultaban falsos.

Schabowski casi había terminado su disertación y la mano seguía erguida. "Está bien", dijo el funcionario, "vamos a ver qué tiene que preguntar nuestro colega italiano".

Entonces, éste le inquirió en voz alta: "Señor Schabowski, ¿cree usted que fue un error introducir la Ley de Viajes hace unos días?". Refiriendose a una ley de permisos de viaje muy confusa que había provocado un éxodo de miles de alemanes a través de las fronteras de Checoslovaquia y Hungría.

"Schabowski se puso nervioso", recuerda. Sacó unos papeles del bolsillo, y repitió que, los ciudadanos de la RDA podrían ir al Oeste, sin pasaporte ni visado, sólo mostrando el carné de identidad o un documento parecido. Ehrman preguntó: "Ab wann?" (¿a partir de cuándo?). Schabowski volvió a consultar los papeles y respondió. "Ab sofort" (inmediatamente).

"En ese momento, me di cuenta de que el Muro había caído", dijo. "Lo que todavía me sorprende, es que ninguno de los compañeros presentes, se diera cuenta del verdadero significado de estas palabras", afirma Ehrman.

¡Extra, extra! Ehrman salió corriendo a transmitir su mensaje. "Esto es un flash informativo", gritó por teléfono a la central de su agencia en Roma: "¡Ha caído el Muro de Berlín!".

En la agencia esperaron unos minutos para comprobar si otra agencia se sumaba al 'notición'. Al final, el director gritó: "Debe ser verdad: ¡vamos con la noticia!". Ansa dio la exclusiva, y 31 minutos después la siguieron otras agencias. El Muro ya estaba derribándose.

Lleno de curiosidad, tomó su vehículo y se dirigió a uno de los pasos fronterizos para comprobar qué estaba pasando. Los alemanes estaban riendo. Uno de ellos lo reconoció y gritó: "¡Es el tipo que hizo la pregunta!".

"Lo importante no fue mi pregunta, sino la respuesta", dice hoy con modestia. "Cuando escuché las palabras de Schabowski, creí que había caído el Muro. No me di cuenta de que, en realidad, estaba cambiando el mundo".

miércoles, 21 de octubre de 2009

Tradiciones…

Los grandes secretos de los peruanos

De bares, tabernas y peñas

Con el paso de los años han existido los “huariques”, lugares que lograron encandilar a miles de clientes, ya que en ellos encontraron cierta complicidad que muchas veces los hacía sentirse como en casa.
Quien no ha oído hablar de La Antigua Taberna Queirolo, ubicada en Pueblo Libre. Nacida en 1880, empezó como una bodega y poco a poco fue creciendo hasta convertirse en la taberna actual que todos conocemos. Su historia es riquísima, así como sus clásicas butifarras y otros platos criollos que se acompañan con vinos y piscos elaborados en éste lugar. Además tenemos al bar Queirolo, el cual a pesar de ser su tocayo, pertenece a otros dueños. Según sus comensales, lo que mantiene a este lugar son sus deliciosos platos como el cau cau, el seco de carne y su tacu tacu.
Otro lugar emblemático por su chilcano de pisco y por sus precios bajos es el Bar Cordano ubicado cerca del Palacio de Gobierno. Según el periodista Eloy Jáuregui, para que un lugar merezca la denominación “huarique” debía cumplir con cinco requisitos básicos. “Tenía que presentar una buena barra, precios bajos, un mozo cómplice, un dueño complaciente y lo principal, tenía que ser secreto”.
Y si lo que se busca es una jarana “De rompe y raja”, tenemos la antigua peña Sachún, creada desde 1980. Por ésta peña, no hay artista que no haya desfilado. Además existe Palermo, el cual desde la década del 60 ha recibido a profesores y alumnos de las Universidades Católica, San Marcos y Villarreal que se hallaban en el Centro de Lima.